Acceso: ShadowFire. Nota 105.
-
Kara…
¿Qué…?
-
Kara, despierta.
Imágenes borrosas.
Metal, y placas, y cables, y fuego. Fuego…
“Ha sido un sueño”, comprendo.
-
¿Beth…?- murmuro, abriendo los ojos.
Apenas lo digo, caigo
en la cuenta de que Beth no debería estar conmigo. Y al abrir los ojos, veo a
Elsa. Me la quedo mirando, desorientada.
-
¿Estás bien?
Elsa: pelo largo
rubio, vestido sucio, expresión preocupada. El Overseer destripado está tras
ella. Seguimos en la nave. Seguimos abducidas por extraterrestres.
“El fuego sigue conmigo”, comprendo.
El alivio hace que suelte
un suspiro.
-
¿Me he dormido? ¿Cuándo?
-
Mientras descansábamos- me responde.
<¿Estás bien,
Kara?>
-
Sí… un poco cansada.
Me incorporo. Estoy
bastante desorientada, como si mi cuerpo no supiera si es de día o de noche, si
es o no la hora de comer. Como tras un vuelo largo y su correspondiente desajuste
horario.
<Es normal… No
controláis vuestros poderes, y el tuyo libera grandes cantidades de energía.
Pasará tiempo hasta que puedas regularla, y hasta que consigas más resistencia…
Pero tenéis que seguir avanzando>
Pasará tiempo… ¿Asume
que voy a seguir haciendo esto? ¿A entrenarlo, y todo?
“¿No voy a hacerlo?”, me pregunto.
Me miro las manos. El
fuego… no quiero abandonarlo. No quiero dejar de usarlo. Pero… ¿qué demonios
voy a hacer con él? Ahora… todo va a ser distinto. Ahora…
“Ahora no es momento de pensar en esto”, me digo, “Primero,
salir de aquí. Después, decidir qué hacer con tu vida. Cuando hayas salvado tu
vida”
Me levanto.
-
Te he curado mientras dormías- dice Elsa- Las heridas
de la cara y las manos.
Me llevo las manos a
la cara, buscando. El golpe de la frente. El que me dio en la cara mientras
estaba debajo de él, noto la costra bajar hasta la mandíbula. Las de las manos,
que se me hacen al dar puñetazos. Tengo que hacerme con unas malditas
guantillas…
-
Muchas gracias- le digo, sonriendo.
-
Siento mucho haberte dejado en la estacada antes. No
podía más, no tenía más fuerzas para controlar las plantas.
-
No pasa nada.
Por alguna razón, Elsa aparta la
mirada de mí. Parece incómoda. Me miro.
-
Oh, por favor…
Veo mi muslo derecho a través de un
agujero ennegrecido del pantalón vaquero. De la parte delantera de mi camiseta
ya no queda nada, tan sólo se mantienen las mangas y gran parte de la zona de
la espalda. El sujetador mantiene los aros en su sitio, pero está un poco hecho
jirones. Genial.
Intento recolocar los trozos de
tela como puedo, pero da poco resultado. Al final me quito la camiseta como si
fuera un chaleco y me la pongo del revés. Al menos, es un apaño.
“A este paso, si salgo de aquí será desnuda”, pienso.
-
Lo… siento. Se quema- intento explicarme.
-
Ya, suponía que no lo estás haciendo a propósito- se
ríe ella.
<¿El qué? ¿Qué
pasa?>
-
Nada- respondo- Vámonos, venga.
Oráculo nos guía por
el pasillo por que llegó el Overseer. Antes de dejar la sala lo miro. Tan
grande, tan jodidamente fuerte. Y hemos podido con él. Je... Sonrío para mí
misma.
-
¿Cuánto falta, Oráculo?- pregunta Elsa.
<Una media hora,
con suerte>
Media hora. Suspiro.
Estoy cansada, pero hay que seguir. Hay que seguir. Venga.
Durante un rato no
encontramos más resistencia. No sé muy bien cómo el escándalo que hemos montado
no ha traído a todo lo que quede dentro de la nave. Igual ya no queda nada
dentro de la nave, y todos los demás robots de Brainiac están peleando contra
la Liga. Eso sería genial. Aunque me dejaría sin robots contra los que pelear…
“¿Qué demonios me pasa?”, pienso, “Debería estar contenta
cuando esto acabe. Estamos en peligro de muerte. Abducidas por malditos
extraterrestres…”
Supongo que es la
adrenalina. Y el hecho de que, por primera vez en mi vida… puedo defenderme.
Puedo pelear de vuelta. Puedo ir contra quien me haga daño, y darle el doble. Y
hay que admitir, joder, que es divertido. El metal derritiéndose… El fuego
ardiendo con fuerza, rugiendo…
Cuando manejo el
fuego, me siento como una diosa. Como si pudiera hacer cualquier cosa. Sí, es
verdad que el Overseer nos lo ha hecho pasar mal, y que estoy tan cansada que
no sé si aguantaría otra pelea de tal calibre… Pero sigo como con ganas. De dar
puñetazos, y romper, y vencer. Hum.
“Ahora tengo un enemigo de verdad”, pienso. Será eso.
De nuevo se nos
ordena pararnos y guardar silencio, así que supongo que algún robot más queda.
Al rato, Oráculo nos dice que sigamos. Esto me recuerda a aquel juego en que
eres un bicho que va por pasillos y te persiguen fantasmitas. Es como si
Oráculo jugara y nosotros fuéramos los bichitos. Y los robots, los fantasmitas
que nos quieren matar.
<Oh, oh...>
-
¿Qué pasa?
<Yo... recibo unas
lecturas... confusas. Tienen que estar mal. No puede... Sigh. Chicas, tenéis
que hacerme un favor. Mis sensores captan algo que no puede ser verdad...
Tenéis que ir a echar un vistazo>
¿Qué querrá decir
con “lecturas confusas”? ¿Qué puede hacer decir “oh, oh” a una de los de la
Liga? Todo esto me suena a malas noticias.
Miro a Elsa, que
asiente.
-
Claro- digo- Tú guías.
<Avanzad por el
corredor y girad a la izquierda, luego a la derecha. Llegaréis a una sala
amplia, probablemente con monitores y paneles para controlarlos...>
Obedecemos. Llegamos
a una amplia estancia iluminada con ese amarillo mortecino que predomina en
toda la nave. Hay tres paneles llenos de botones bajo tres monitores
gigantescos, apagados. Y unas paredes enormes alrededor sin nada de nada.
<Vale. Voy a
hackear los paneles para hacerme con los controles de la habitación. Esta es
una torre de mando, así que deberíamos poder volver las paredes translúcidas
para observar la zona de desembarco sin que os vean a vosotras y sin ponernos
en peligro. Tenéis que decirme lo que veis>
Esperamos. Segundos
después, se oye un doble pitido, y una de las paredes negras empieza a perder
su color. Nos acercamos.
Y nos quedamos sin
aliento.
<¿Qué veis?>
La pared se ha
vuelto de aquel cristal del que estaban hechas las cápsulas de contención
(probablemente siempre lo ha sido, pero antes era opaco). A través de las
placas hexagonales que forman la estructura podemos ver una sala gigantesca,
pero gigantesca, que hay en un piso inferior. Y en ella...
-
Muchos... Muchísimos robots- balbucea Elsa- Dios mío...
<Maldición...>
-
Ahí están todos los que no nos estamos encontrando- digo
sombríamente.
¿Con cuántos robots
nos hemos topado? ¿Diez? ¿Doce? Y un Overseer que casi nos ha matado a las dos.
Allí abajo… Creo que
veo unas diez filas de robots como los primeros que nos encontramos. Diez filas
que no sé dónde terminan. Y cuatro líneas formadas por decenas de Overseers. Y máquinas
aún más grandes, que hacen parecer que los Overseers son sus pequeñas mascotas.
Podrían ser como un bloque de pisos de alto. Maldita sea, ¿qué tamaño tiene
esta nave para poder almacenar esas cosas?
-
Dime que ellos no nos pueden ver- pido a Oráculo.
<No>
-
Menos mal.
Elsa, que se ha
vuelto horrorizada hacia mí al oír eso, suspira de alivio.
<Las lecturas eran
correctas... ¡Brainiac tiene un ejército entero en la nave! Tiene que estar
preparando una segunda oleada...>
Un ejército… En la
misma nave en la que estamos nosotras.
El desánimo me puede…
¿Qué vamos a hacer? No podemos pegarnos con eso. No podemos vencer todo eso.
-
¿Vamos a tener que enfrentarnos a ellos?- pregunto.
<No, tranquilas. Ni
os vais a cruzar con ellos. Yo me voy a encargar>
Respiro aliviada. Vale
que tuviera algo de ganas de guerra… Pero esto es demasiado. Mucho más que
demasiado.
Me quedo mirando el
despliegue de las tropas. Así que estos son los que han venido a destruir
nuestro planeta… o conquistarlo, o a saber qué. Son tantos… y si el Overseer
era tan fuerte, los grandes… Espero que la Liga sepa lo que se hace.
“Claro que lo saben”, me digo, “Las noticias salen continuamente
mostrando cómo han salvado el mundo. Lo volverán a hacer”
<El planeta está en
caos y nuestros héroes están repartidos por todo el globo, ayudando en todas
partes…Tenemos que destruirlo>
-
¡¿Qué?! ¿Nosotras?- exclama Elsa.
-
Ni de coña- replico bruscamente.
<No, no,
tranquilas. Vosotras no. Aunque… Hum. Quizá podáis echar una mano…>
La metálica voz de
Oráculo ha adquirido un tinte perverso al decir aquello.
Agazapadas contra la
pared, asomadas con cuidado desde una esquina. Más allá, al final del pasillo, está
nuestro objetivo.
A pesar de haber podido alcanzar el sistema
periférico de la nave, inutilizar sus sistemas de defensa me resulta totalmente
imposible, nos ha explicado Oráculo por el camino, La nave tiene unos potentes escudos electromagnéticos que impiden tanto
la penetración de las paredes de la nave por medios físicos, como el
teletransporte al interior.
Elsa saca de su
riñonera un puñado de semillas y me las enseña en silencio. Asiento,
comprendiendo que le quedan pocas.
-
Recuerda que tienes que empuñar la palanca con las dos
manos si quieres hacer daño- susurro- Como un plumero, no. Dos manos.
Muchos de los esfuerzos de la Liga han ido a
intentar destruir esos escudos, pero de momento han sido en vano. Sin embargo,
no son tan difíciles de desbaratar... desde el interior.
Más allá, una sala
cuadrangular repleta de robots con una enorme estructura central.
En la sala de sistemas de combate se
encuentra el cañón principal de la nave, alimentado por cuatro fuentes de
energía. A ese cañón están asociados los escudos defensivos de toda la
estructura. Destruid las fuentes de energía y destruiréis el cañón, y con ello
los escudos. Entonces podré sacaros de allí. Y también introducir a miembros de
la Liga para que eliminen el ejército de Brainiac antes de que sea liberado.
Y ahora, vamos a
ayudar a la Liga de la Justicia a pelear contra la invasión. No está mal.
Tampoco tenemos otra opción, si queremos salir de aquí…
Respiro hondo. Puedo
con esto. El fuego está de mi parte. Podemos con esto.
<Iniciamos fase uno…>
Un pitido insistente comienza a
oírse a lo lejos. Los robots que forman por el interior de la sala paran de
patrullar y salen corriendo por un pasillo opuesto al nuestro, en dirección al
lugar donde han saltado las alarmas. En la sala quedan dos.
<Fase dos>
Eso significa correr.
Corremos pasillo abajo.
Los robots nos detectan antes de
entrar en la sala, debido como ha dicho Oráculo a mi elevada huella térmica, y
empiezan a pitar al tiempo que van a nuestro encuentro.
Sus amigos no los van a oír,
Oráculo se ha encargado de ello.
¡Crraacc!
Los inmovilizan las ramas.
Uno es estrujado. Otro es
desmantelado a puñetazos envueltos en llamas.
-
¡Fase tres!- grito cuando mi robot cae.
Nos separamos.
Elsa va a una de las consolas de
control de la sala y empieza a teclear códigos que Oráculo va diciendo por
megafonía. Conocedora de su debilidad, la nave tiene mucha seguridad puesta en esta
zona. Los guardias iniciales se han alejado gracias a una distracción creada
por Oráculo en otro sector: suficientemente intensa como para que fuera su
prioridad cuando los guardias restantes las detectaran, y suficientemente
lejana como para darnos tiempo una vez Brainiac descubriese que se había
tratado tan sólo de un desbarajuste de los sensores de calor y movimiento. Sin
embargo, ahora mismo todos los efectivos de la nave estarán corriendo para acá:
tenemos que bloquear la sala, cerrando las compuertas de acceso desde el
interior, sala que Oráculo piensa hackear a través de Elsa.
Yo voy hasta una de las fuentes de
energía, enormes estructuras de cristal amarillo rellenas de líquido. No
sabemos cuánto tardará Elsa en hackear los sistemas, cuánto tiempo tendremos
hasta que lleguen los guardias, ni cuánto les llevará tirar las compuertas a
golpes: tenemos que destruir las fuentes de energía que alimentan el cañón
principal cuanto antes.
Sin cañón principal,
el circuito de seguridad que cubre la nave se interrumpe. Sin circuito, la Liga
puede entrar. Y nosotras podemos salir.
Golpeo una y otra vez, a pesar de
ser cristal contra carne, mientras el fuego me envuelve; se abre un boquete por
el que empieza a presión un chorro de líquido amarillo radioactivo, caliente
contra la piel de mi mano. Sigo golpeando para aumentar la abertura, pero al
ver que al disminuir el nivel de fluido la estructura empieza a pitar y a
apagársele las luces de su base, entiendo que es hora de ir a por el siguiente.
<Maldita sea… La
nave ya sabe que estáis ahí, y manda más seguridad en vuestra dirección.
¡Deprisa!>
Mientras las directrices de
Oráculo se vuelven tensas y apremiantes, llamo más fuego a mis manos con un
rugido y cargo contra el siguiente cristal. Quedan tres.
-
¡Me he equivocado! ¡Me he equivocado, me…!- oigo decir
a Elsa, histérica.
<¡Tranquila!
Empieza otra vez. Con calma. ¡Vamos!>
¡Clang-clang-clang-clang!
Por el pasillo por el que hemos
venido, veo que vienen cinco robots, un Overseer y dos máquinas de aspecto
humanoide que vienen levitando y que no he visto en mi vida. Mierda, los otros
pasillos estarán igual…
-
¡¡Raaaaaaaaaaargh!!
Rujo y con un restallar de
cristales rotos meto el puño en la segunda fuente de energía, para sacarlo
después e ir corriendo a enfrentar a los nuevos enemigos.
No pueden alcanzar a Elsa, no
hasta que cierre las compuertas. Así que como una suicida total, corro en su
dirección para impedirles el paso.
¡Shiunn!
A mitad de carrera, la puerta se
cierra. Los robots se quedan fuera, y yo paro mi carga trastabillando. En el
fondo, sé que se me acaba de salvar la vida. Se habrán cerrado también las
demás…
<¡Bien! Tengo el control
de la sala…>
-
¡¡Oráculo, ha entrado uno!!- exclama Elsa.
<¿Qué? Maldición…>
Me giro sobresaltada. Ha entrado
uno.
Uno de los robots flotantes.
Parece un humano con una armadura de metal reforzado por todas partes. Tiene
luces verdes redondas en la frente, el centro del pecho, los hombros y le
brillan dos rendijas verdes que le hacen de ojos.
Y me mira.
-
Exobyte Terra 050179. Estado actual: fase 2,
recuperado.
¿Qué? Terra… ¿Fase
dos? ¿Recuperado?
-
Humanoide. Con luces verdes…- balbucea Elsa para Oráculo.
<Es un Guardián de
la Nave, un robot de alto rango especializado en la eliminación de amenazas
internas. Como vosotras>
-
Exobyte Terra 104321-
dice mientras mira en dirección a Elsa- Estado
actual: fase 2, recuperado.
-
¿Puntos débiles?- pregunto sin apartar la vista del
enemigo.
<Circuitos principales en la caja
torácica>
-
Análisis
comparativo finalizado. Mayor daño por segundo.
Me está mirando
mientras dice eso. Y sigue haciéndolo cuando dice:
-
Mayor amenaza.
Eliminar.
Comprendo que va a venir a por mí.
Me asusto. Pero al instante me empiezan a arder los puños, y no ansío otra cosa
que destrozarlo.
Levita en mi dirección mientras
afianzo los pies en el suelo: antes de que llegue, fuertes ramas reptan por el
suelo y se alzan para inmovilizarlo. Gira la cabeza para ver de dónde vienen.
“Eres mío”.
Rugiendo, le hundo un puño
envuelto en llamas en el pecho. El metal
se hunde por el golpe y el calor, pero no revienta como me hubiera gustado.
-
Amenaza
identificada. Roble. Eliminar.
El robot agarra las
ramas con las manos y tira de ellas, deshaciéndolas en jirones. Tras él, Elsa
abre la boca atónita, aún con los brazos en alto.
El Guardián se gira hacia mí: le
espera un golpe a la cara. El puño rompe cristales y abolla metal, pero no
retrocede ni hace gesto alguno de sufrir el impacto.
Se abalanza sobre mí, pero yo ya
tenía pensado lanzarme a un lado en cuanto viniera. Ruedo por el suelo y le doy
un golpe en un hombro, que no hace más que romper la bombilla verde que tiene
allí.
-
¡¡No puedo hacerle daño, maldita sea!!- exclamo retrocediendo,
mientras él se gira con parsimonia en mi dirección.
<¡Kara, usa tus
poderes! ¡Seguid rompiendo las fuentes de energía! ¡Cuando los escudos estén
desactivados, podré enviaros ayuda!>
-
¡Elsa!- le grito; yo no creo que pueda acercarme mucho-
Venga, ¡quedan dos! ¡Yo lo distraigo!
Elsa vacila un momento, pero de
inmediato corre con su barra de metal hacia el siguiente contenedor
amarillento.
Quizá si sigo golpeándole el
pecho, termine por abrirse. Rujo y vuelvo a atacar, pero me agarra del puño. ¡Mierda,
suelta! Tiro hacia atrás de él y lo hago arder en llamas furiosas, el metal
empieza a chillar, pero le da tiempo de sobra a darme un puñetazo en la cara.
-
¡Agh!
Me voy al suelo, pero ruedo para
alejarme. Me levanto a toda prisa y esquivo un puñetazo trastabillando hacia
atrás. De pronto veo que con paso lateral y un salto me puedo enganchar a su
espalda.
Lo hago. En cuanto nuestros
cuerpos contactan, grito cubriéndome de llamas. El rugido del fuego se mezcla
con el chisporroteo de los cables y el chillido del metal al encogerse, y
durante unos segundos…
Entonces llega el
dolor.
Durante unos instantes mi mundo se
reduce a las convulsiones de mi cuerpo y al alarido entrecortado que me rodea.
Después, el mareo y el temblor de su cuerpo mientras estoy tirada en el suelo.
¿Qué demonios ha pasado? ¿Me acaba
de dar una descarga eléctrica?
-
¡Kara…!- exclama Elsa, horrorizada.
<¡¡Sigue, Elsa!!
¡Sólo así puedes ayudarla!>
Oigo los golpes que la palanca de
Elsa empieza a propinar al sistema de alimentación del cañón. Ya era hora… El
robot sigue de pie frente a mí… pero ya no me mira. La mira a ella.
-
Seguridad de la
nave comprometida. Recalculando… Exobyte Terra 104321. Mayor amenaza. Eliminar.
Durante una décima de segundo, me
siento aliviada.
Pero si el robot acaba con las
dos, si no destruimos esas cosas y no recibimos ayuda, estamos condenadas.
No puedo dejar que llegue hasta
Elsa.
Me levanto de un salto mientras el
robot empieza a ir hacia ella. ¿Qué hago? Nada funciona. Pero algo tengo que…
“Otra vez”, pienso.
Corro tras él, cojo aire y hago
que todo estalle.
¡BLAM!
Y funciona.
Por primera vez, el engendro
metálico inmundo acusa el golpe: trastabilla y cae de rodillas. El metal de su
espalda se ha quebrado y ha dejado expuesta una malla de cables.
Jadeo, extenuada. Dios, no puedo
más… Oigo a Elsa lanzar una exclamación; cuando miro veo el líquido salir de la
fuente de energía. La tercera. Tres de cuatro. Eso me espolea de nuevo.
-
¡¡Sigue!! ¡Ve a por la última!- le increpo mientras cojo
energía de nuevo.
Elsa me mira un instante, la
preocupación brillando en sus ojos y adrenalina electrizando sus movimientos,
antes de echar a correr hacia el último objetivo.
Dios, estoy agotada… Se está
levantando. Tengo que atacar antes de que ataque él. Un par de explosiones, o
quizá sólo una más, y sus circuitos principales quedarían expuestos al aire y a
mis puños. Vamos, Kara. Vamos…
Me mira, y me parece ver cómo el
aire chisporrotea a su alrededor. Probablemente se esté cargando de electricidad
otra vez. No puedo aguantar otra descarga. No puedo.
“Le daré yo antes a él… ¡Vamos!”
Echa a correr hacia mí. Corro
hacia él.
Invoco la explosión antes de que
me llegue a tocar.
¡¡BLAM!!
Veo al Guardián cayendo de
espaldas, en torno a un montón de destellos blancos que me nublan la vista.
Me siento desfallecer. Las piernas
no me sostienen, la gravedad gira a mi alrededor.
El suelo viene a por mí.
Acceso: ShadowFire. Nota 106.
Error. No encontrado. Reintentando…
Error. No encontrado. Reintentando…
Error. No encontrado.
Buscando…
Acceso: Gea. Nota 106.
-
¡¡Kara!!
¿Qué ha pasado? ¿Quién ha dado a
quién? ¡No lo he visto!
El Guardián… Lo miro. Está tirado
de espaldas en el suelo, su pecho echa humo. Pero mueve los brazos, los apoya
en el suelo y se incorpora.
Kara no. Kara no se incorpora.
¡Dios mío! ¡Dios
mío! ¡Kara! No se mueve. No se mueve, no se mueve… ¿Está muerta?
El miedo me paraliza. ¡No sé qué
hacer! ¡Estaba convencida de que Kara lo iba a destrozar, como a los demás!
Pero ahora…
<¡La fuente de
energía, Elsa! ¡¡Deprisa!!>
Me mira. Va a venir a por mí. Presa
del pánico, empiezo a golpear el cristal, sin éxito. ¡Aah! ¿Por qué? ¡Antes he podido!
¿Por qué…?
“Plumero”, pienso, “No cogerlo
como un plumero. Dos manos”
En lugar de agarrar la palanca por
un extremo, alejándome lo más posible de aquello que golpeo; la agarro con
fuerza con las dos manos y golpeo con un grito. El cristal se resquebraja, ¡sí!
Pero me agarran y me tiran al
suelo.
-
¡Aaaah!
Miro arriba. El Guardián de la
Nave está a mi lado. Se me ha caído la palanca, y no sé dónde está.
Grito y alzo los brazos, las ramas
acuden a sujetar los brazos del robot mientras me levanto y retrocedo. ¡Pero con
un aspaviento los rompe!
Retrocedo. No puedo. No puedo
hacer nada contra esa cosa. Si Kara no ha podido, ¿cómo voy a poder yo?
“Necesito ayuda. Y la ayuda no puede llegar si no…”
Las ramas no lo paran. Tendré que
usarlas para otra cosa.
Mientras el Guardián de la Nave
avanza hacia mí, hago que tras él las ramas repten en dirección a la última
fuente de energía. Apenas consigo moverlas; el robot me distrae, tengo que
retroceder, no puedo ni mantener la vista sobre ellas…
Un golpe en la cara me manda al
suelo, pierdo la concentración, las ramas se desploman.
“Vamos, Elsa…”
Echo a correr hacia el otro
extremo de la habitación, sin perder el contacto visual con las ramas. Avanzan.
Pero el robot me alcanza enseguida, ¡me agarra del cuello…!
-
¡No, no, no, no…!
Crack.
Splashhhhh…
El Guardián gira la cabeza de
inmediato, para ver cómo una enorme anaconda de madera ha estrujado la estructura
de cristal, cómo se une más líquido amarillo al suelo ya encharcado de la sala.
-
Seguridad
comprometida. Seguridad comprometida.
“Lo he conseg…”
Del brazo de esa cosa surge una
tremenda, poderosísima descarga. Emito un alarido entrecortado al tiempo que pierdo
el control de los movimientos de mi cuerpo; ni siquiera soy capaz de cerrar los
ojos. Lo único que veo, moviéndose de un lado a otro, es la cara del robot, sus
ojos verdes…
¿…una mano agarrando su cabeza?
Durante el mismo segundo; oigo el
crujir del metal, siento cómo el robot me suelta, caigo sobre mis pies pero se me
doblaron las rodillas, el robot sale disparado hacia el otro lado de la
habitación y algo me coge al vuelo.
No puedo… Por un momento no tengo
fuerzas para nada. Sólo oigo mi entrecortada respiración y me quedo colgando de
aquello que sea que me sujeta por la cintura.
-
¿Estás bien?
Abro los ojos. Mi cabeza cuelga hacia
abajo, y lo primero que enfoco es el azul intenso de su ropa. Noto cómo me coge
un brazo y me lo pasan por encima de unos hombros, y al alzar la cabeza de
pronto su rostro aparece frente al mío.
Ojos negros, pelo oscuro. Mentón
fuerte y una cara que no puedo no reconocer.
-
¿S…Superman…?
-
Sí. Tranquila, ya ha pasado el peligro.
No lo entiendo. Al menos, no
enseguida.
He roto el cañón. El escudo ha
caído. Oráculo ha enviado ayuda.
Estamos salvadas.
Gimo de alivio y me agarro a él, a
punto de echarme a llorar.
-
Ya está, tranquila- me dice posando una mano en mi
espalda- ¿Dónde está tu compañera?
“Kara…”
Miro en todas direcciones hasta
localizarla, y la señalo. Un momento después hemos volado hasta ella y me ha dejado
en el suelo a su lado.
Oh, Dios mío… El fuego le ha
desintegrado la ropa. Apenas le quedan jirones negruzcos. Miro a Superman
avergonzada por mi amiga, pero él ya se ha quitado su capa y la está cubriendo
con ella. Después se queda mirando a mi compañera.
-
Su corazón late y respira; no parece tener heridas
graves.
“Está bien”, me digo, aliviada, “Y
yo también… Lo hemos conseguido. ¡Lo hemos conseguido…!”
No me lo puedo creer. No puedo
creerlo. Hemos aparecido aquí, las dos solas, y con la ayuda de una voz hemos podido
hacer que Superman entre aquí a salvarnos y cargarse al ejército que hay dentro
de la nave… Nosotras solas. Nosotras dos.
El hombre de acero coge a Kara con
un brazo y a mí con el otro; y un instante después no ha llevado hasta un
lateral de la habitación, en cuyo suelo ha aparecido un círculo de luz
amarilla. Nos deposita en él. Kara se queda tumbada en el suelo, cubierta por
la capa, y yo me siento a su lado. Parece dormir. Igual es que se ha quedado
sin energía otra vez, nada más. Respiro hondo, aliviada.
-
Cuando llegues, indica que necesitáis ayuda médica
inmediata. Yo me encargaré de la nave.
Superman me sonríe
tranquilizadoramente y se gira en dirección a una de las compuertas, que recibe
golpes desde el otro lado. Después, la luz amarilla aumenta a mi alrededor
hasta llenarlo todo.
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Bueno, ya poco tengo que comentarte que no te haya dicho ya xD Pero me ha gustado mucho este capítulo, sobretodo al ver el cambio entre los dos personajes que refleja muy bien lo diferentes que son y ven las cosas ^^
ResponderEliminarY enhorabuena a tu subconsciente que lo hace muy bien xDDD ;)
Por supuesto gran aparición estelar del boy scout del espacio todo caballeroso poniendole la capa a Kara xD Para una vez que no le hace falta usar los rayos X... xD
A ver si llega pronto el próximo capítulo y puedo seguir disfrutando de tu historia ^^ Sigue así oneechan! :)