Frases Aleatorias

Despertar (104)

  Cuarta parte del capítulo uno, Despertar. Dedico este capítulo a los participantes de la partida de rol en vivo de La Venganza de Elmwood. Mucho tiempo llevaba yo sin frikear, y estas cosas le devuelven la inspiración a una. Sois una gente extraordinaria y me da la impresión de que vamos a vernos muchas más veces para estas cosas :) 

Acceso: ShadowFire. Nota 104.

  Tras minutos de gatear en la oscuridad, giramos un recodo y aparece al fin la luz. Me tumbo y repto hasta el final del túnel: si hay alguien, prefiero verlo yo antes que él a mí. Elsa también, le hago un hueco, y nos asomamos poco a poco al borde.
  Aun algo deslumbrada, veo una sala enorme. Más grande que la sala de contención, con el tamaño de una plaza de Metrópolis. Con los mismos paneles metálicos cubriendo las paredes y los mismos enormes tubos y luces amarillas que el resto de la nave. Pero es circular, y en su centro hay una especie de depresión como de unos diez metros de diámetro, donde hay una montaña de… ¿escombros?
  Por mucho que mire, no parece haber nadie. Salgo con cuidado del túnel… del tubo de transporte de materiales, por el que nos ha guiado Oráculo para evitar los pasillos principales; y me quedo mirando con Elsa la montaña de escombros, fascinadas las dos. No entiendo qué hace esto dentro de una nave alienígena… Tiene como dos pisos de alto, e incluye trozos de fachada con ventanas y todo, pedazos de asfalto en los que Elsa y yo podríamos tumbarnos y sobrar sitio, enormes bloques de tierra cubiertos de hierba arrancados como de un mordisco que alguien le hubiera pegado al suelo…
-          ¿Eso es una farola?- susurra Elsa.
-          …lo parece…
  Me acerco lentamente. Hay una condenada farola tirada en un lateral, con la luz rota y cables de colores saliendo de su base. Como si la hubieran arrancado de la calle, tal cual. Me paro al borde de la depresión y miro en derredor; mi vista encuentra un buzón amarillo, medio coche… Medio coche. La mitad trasera, concretamente. Nunca había visto un coche partido por la mitad. ¿Qué demonios lo ha cortado tan limpiamente?
<¡Bien hecho, chicas!>, oímos a Oráculo por la megafonía.
  Elsa me sonríe, como si hubiéramos conseguido cargarnos a otra patrulla. 
<Estáis en una zona de recogida>, dice Oráculo, <El cañón del centro del techo teletransporta aquí materiales, entre ellos personas, del exterior. Así es como os trajeron. Una vez dentro, se hace una selección de lo que es útil y lo demás es desintegrado. Ahora mismo está apagada, ya que la nave está un poco ocupada para realizar abducciones en estos momentos >
  Al mirar al techo veo una especie de tubo gigantesco, del mismo tamaño que la depresión, pero acaba en un cristal oscuro. Se ve que no está encendido.
  Joder, claro. Todo esto es lo que capta aquella luz amarilla… Se lo lleva todo: suelo, edificios, coches, personas… Y luego los robots se quedan con lo que les interesa…
-          ¿Ocupada?- pregunta Elsa, sacándome de mi descubrimiento.
<No creeréis que soy el único miembro de la Liga de la Justicia luchando contra Brainiac, ¿verdad? El interior de la nave está casi vacío porque fuera hay varios escuadrones luchando. También están intentando sacaros desde fuera>
  Oh, ¡genial! Miro a Elsa con energías renovadas. Claro que no iban a dejarnos tiradas. Están ahí fuera, peleando por sacarnos.
<Pero creo que yo podría conseguirlo antes: esta zona está especializada en el transporte desde el exterior, por lo que por definición tiene que tener unos escudos más reducidos. Id al centro de la montaña de escombros: voy a sacaros de aquí>
  Alzo la cabeza sorprendida. Pensaba que íbamos a recorrer la nave entera, que íbamos a pegarnos con más robots… Por una décima de segundo, me siento decepcionada… Pero, ¡qué demonios! ¡Vamos a salir!
  Miro a Elsa con anticipación, y sin perder un segundo, trepamos hasta el centro. Elsa parece entusiasmada, y yo la verdad… la verdad es que me alegro de poder escapar de este sitio de una vez…
 <Vaya... Lo siento, chicas. No funciona>
  …o no.
-          ¿Qué?- dice Elsa, consternada.
<No funciona, no puedo teletransportaros desde ahí. Pero tranquilas, no pienso rendirme. Habrá que buscar otra zona. Esperad un momento…>
  Sentimientos encontrados. Me decepciona no poder salir. Me consuela pensar que aún podré hacer pagar a algún robot el que nos hayan abducido. Elsa parece abatida.
-          Eh. Vamos a salir de aquí- le recuerdo decidida- Vamos a encontrar otro sitio por donde salir y vamos a cargarnos a los robots que intenten impedírnoslo. O vamos a resistir hasta que la Liga llegue hasta nosotras.
<Eso es>, dice Oráculo.
  Elsa me mira, y tras respirar hondo asiente.
-          Claro. Los achicharraremos, o los aplastaremos otra vez- sonríe.
-          Exacto- digo- O les pegarás con la barra.
-          Eso.
  Después de lo que hemos logrado antes, ya no me asusta tanto encontrarme con robots. Si se interponen en mi camino, acabaré con ellos.
<Me alegra veros con ganas. Mantenedlas, chicas: para seguir avanzando, tenéis que cruzaros con una patrulla>
  Elsa me mira insegura. Asiento con fuerza.
<Pero podéis con ella. Es más pequeña que la anterior>, añade Oráculo.
  Antes de llegar a bajar la montaña de escombros, mis ojos se topan con una especie de barra de metal; más fina que la palanca que lleva Elsa, pero de aspecto resistente de todas formas. Tras un instante de duda, me acerco a cogerla: igual la derrito, yo qué sé… pero me sigo sintiendo mejor con un arma. Y así no me iré dejando las manos contra todo. Siempre estoy a tiempo de tirarla, supongo…
  La cojo con la mano derecha, y alzo la izquierda frente a mi rostro; pensando en aquel calor, aquella fuerza, recordando las furiosas llamas y todo su poder; y el fuego envuelve mi puño, sobrecogiéndome un instante.
  Miro a Elsa decidida; ésta traga saliva y asiente.
-          Estamos listas. ¿Dónde?
<El pasillo de la derecha. Son seis. Os detectarán antes de vosotras les veáis. He desactivado las comunicaciones para que no puedan dar la alarma >
  Bajamos de la montaña de escombros, en dirección al pasillo.
<Escuchadme: no os confiéis, pero no os rindáis. Sólo podéis salir de aquí venciendo a lo que os intente detener. No paréis de luchar. Intentaré ayudaros todo lo que pueda. Suerte


  Tú le sujetas y yo le pego. Nunca pensé que usaría esta expresión, pero la verdad es que el método es una auténtica maravilla.
  Los robots protestan entre pitidos ante las ramas de Elsa que los apresan, pero sólo hasta que llego hasta ellos para abollarles la cabeza a golpes. Entonces, se callan.
  La verdad es que, habiendo tenido unos momentos para prepararnos mentalmente y acordar un par de detalles, nos hemos apañado muy bien. Oráculo nos ha dicho que los circuitos principales, sin los cuales los robots no pueden seguir funcionando, están en su torso superior y su cabeza. Y como la cabeza es mucho más accesible, ahí es a donde va la barra de metal una y otra vez. Que por el momento no parece derretirse.
  Quedan dos.
  Otra vez, las ramas van a por un robot; y otra vez, espero a que lo atrapen: después, sólo tendré que pegarle sin parar. Pero se zafa de las que van a por sus piernas y se dirige hacia Elsa; voy tras él. Una rama se enrolla en torno a sus ojos, cegándole: mi puño izquierdo, envuelto en llamas, se estrella contra su cabeza. La rama prende al golpearle, pero yo no dejo de golpear hasta que al fin: oigo ese “chiuun” que ya para mí significa victoria. 
  Me giro, sé que queda otro. El corazón me late a mil por hora, estoy inundada de adrenalina. Lo veo: corre hacia mí.
  Mi latir se dobla cuando afianzo las piernas en el suelo, lista para recibirle.
  El choque es inminente.
  Aguanto la respiración...
  ... y alzo la barra sobre mi cabeza con un grito salvaje.
  Al impactar, todo explota.
  El fuego se vuelve completamente loco a mi alrededor, y durante menos de un segundo pierdo de vista todo lo que me rodea, envuelta en llamas. Me quedo quieta, muy quieta; el fuego se ha disipado, y tengo el control de nuevo.
  El suelo está ennegrecido, y la caja torácica del robot destrozada: las placas que la cubrían han sido arrancadas de cuajo. Por dentro se ve la miríada de cables y placas metálicas que lo conforman, ahora humeantes y derretidos en los extremos, retorcidos y negros. Aunque el robot sigue de pie, no se mueve; salvo por una mano que aún tiene extendida hacia mí y que se mueve arriba y abajo, como fruto de un tick nervioso.
“¡... Joder! ¿Lo he hecho yo?”
  Por si acaso, lo empujo con la barra: parece que no se mueve. Al empujarlo más, se cae al suelo. Pues bien. Me giro… no quedan más enemigos. Bien. Busco a Elsa con la mirada… y la veo apoyándose en la pared para levantarse.
“Mierda”
-          Dios mío, ¿estás bien? ¡Lo siento!
  Corro hacia ella, mientras un horrible puñetazo de culpabilidad me atenaza el estómago.
-          Sí, sí... No me has dado. Bueno, sí; un susto de muerte, pero nada más.
-          ¿Seguro que estás bien?
-          Sí. ¿Qué has hecho?
-          No lo sé- respondo sinceramente.  
  Sonríe mientras mira a nuestro alrededor, al caos de cables y trozos de robot que nos rodea.
-          ¡No se nos da mal!- dice, radiante.
-          No- accedo sonriendo.
<¡Vaya! Mis lecturas indican que se ha concentrado una masa de aire caliente, y que después una gran cantidad de energía se ha liberado. O traducido, una explosión. ¿Kara?>
-          Sí, he sido yo.
<Uf. ¿Todo bien?>
-          Sí, no ha pasado nada.
<Tenéis que tener cuidado. Habéis recibido de pronto unos poderes que no os son...>
  Se hace el silencio de pronto. Alzamos la vista confusas, pero Oráculo vuelve enseguida.
<¡No bajéis la guardia! Detecto algo... En realidad, no detecto nada. Hay un “vacío” en mis lecturas, algo que anula totalmente las señales que recibo; y ese “vacío” se está acercando a vosotras. Por el pasillo contrario a por el cual habéis entrado. No sé lo que es. ¡Preparaos! Voy a intentar crearos una vía de escape por si acaso>
  Nos miramos sujetando nuestras armas, si bien Elsa no ha utilizado mucho la suya. Me adelanto a ella para quedar delante, mientras empezamos a oír “tzing-tzing, tzing-tzing” por el pasillo, acercándose…
  Una máquina de aspecto arácnido aparece, con una zona central redondeada y seis largas patas articuladas saliendo de ella. Tiene dos rendijas brillantes que parecen ojos, lo que la hace parecer una cabeza con patas. Por encima, en la “frente”, un símbolo de tres círculos dispuestos en triángulo, unidos entre sí por una línea; símbolo que ya he visto en otros robots y en algunas zonas de la nave. Se para a la entrada de la sala, fijando los cristales rojo brillante que le sirven de ojos en nosotras; quizá realizando algún tipo de escáner.
-          Alerta. Intrusos. Alerta. Intrusos.
  Y en tres saltos llega hasta nosotras.
  Antes de que pueda reaccionar, Elsa lanza semillas al suelo y extiende las manos: al mismo tiempo que la criatura se alza sobre sus patas traseras y nos lanza las delanteras, una pared de ramas se alza ante nosotras. Retrocedo mientras las patas se anclan en la red de ramas, y comienzan a debatirse. 
  Elsa corre en una dirección, yo en la otra: rodeo la pared de ramas para atacarle por el lateral. Pero de pronto, sacude violentamente las patas hasta romper las ramas, y liberarse. Elsa lanza una exclamación.
-          ¡Es más fuerte!
<¿Qué es? ¡Necesito saber qué es!>
-          E-es un bicho, un...- balbucea Elsa.
  Alza las manos hacia las ramas destruidas, que se regeneran y van en busca de las extremidades de la máquina. Veo atónita cómo por primera vez, las plantas apresan las seis patas del bicho, pero éste consigue romperlas; aunque definitivamente lo está enlenteciendo. Yo dudo; con tanta pata, ¿por dónde ataco? Intento rodearle para pegarle por detrás.
-          ¡Es una especie de cabeza con patas, con seis patas…!- exclamo.
<¡Un Overseer!>, entiende Oráculo, <¡Voy a buscar sus planos!>
  Por detrás, su carcasa parece hecha de cristal, y se ven miríadas de cables formar su “cerebro”. Llego hasta él y con un rugido golpeo con la barra: lo que obviamente no es cristal porque no se ha roto en mil pedazos, se resquebraja un poco pero no cede. El bicho se zafa una vez más de las ramas de Elsa y se gira, y antes de que pueda retroceder, una de sus patas se abalanza sobre mí.
-          ¡Kara!
  El golpe en la cara es terrible. De pronto estoy en el suelo, aturdida, con la frente doliéndome a horrores. Me doy cuenta enseguida de que estoy indefensa, e intento incorporarme; consigo fijar la vista para ver al bicho pitando furiosamente ante ramas que le impiden avanzar, mientras tras él Elsa extiende los brazos hacia él y gruñe con expresión furiosa y tensa.
  Ruedo para alejarme y me levanto. He perdido la barra. Da igual. Convoco fuego a los dos puños y cargo: tenemos que vencerlo. Tenemos que acabar con él para salir de aquí, no puedo rendirme.
  El robot parece darse cuenta de que la fuente de las ramas es Elsa, porque antes de que pueda llegar hasta él, echa a correr hacia ella. Elsa emite una exclamación y coge la palanca que había dejado a su lado, interponiendo su arma entre ella y el Overseer; las plantas se mueven de pronto más despacio.
  Lanzo un rugido para llamar la atención del bicho y lo golpeo por detrás con los puños envueltos en furiosas llamas. El bicho pita, y empieza a girarse; corro para seguir quedando detrás y voy lanzando puñetazos. Nada.
<¡Deprisa, se está cargando de energía!>
-          ¡¡No... funciona!!- gruño mientras golpeo.
<¡Su cubierta superior está reforzada, no conseguiréis romperla!>
-          ¡Haberlo dicho ant...! ¡¡Waaahh!!
  De pronto estoy en el suelo otra vez. ¿Qué ha sido eso? Una especie de fuerza me ha impulsado violentamente hacia atrás, dejándome dos metros más lejos. Cuando alzo la cabeza, veo a la criatura girada hacia mí.
  El corazón me late violentamente al ver cómo la placa rojiza de su frente brilla…
  Algo me agarra de la muñeca y tira de mí, arrastrándome.
  ¡Un rayo! ¡Un jodido rayo rojizo ha salido de su frente y se ha estrellado contra el suelo, dejando un círculo negro y humeante!
  Cuando entiendo que lo que me acaba de salvar ha sido una de las ramas de Elsa, ésta ya me ha soltado y va a reunirse con otras que se enredan en las patas del Overseer. Me levanto aturdida y miro a Elsa, que jadea  al otro lado de la habitación. Yo también estoy cansada…
“Joder, joder, joder”, pienso angustiada, ¿vamos a poder con este engendro?
-          Oráculo, ¡dinos algo!- suplico sin saber qué hacer.
<Su procesador está en la parte inferior, entre las patas, es una caja negra metálica y rectangular. Si se lo rompéis o lo arrancáis, dejará de funcionar>
  ¿Entre las patas? Puf...
  Hay que seguir. Hay que vencerlo para salir de aquí. Respiro hondo…
-          ¡Elsa! ¡Concéntrate en inmovilizar las patas de su derecha! ¡Sólo las de la derecha, que no se muevan!- digo, y cuando asiente corro hacia ese lateral.
  Las ramas del lateral izquierdo vuelan al derecho: se dejan de ver partes metálicas, los engranajes de la máquina gimen lastimeramente; y yo como una maldita cafre me tiro al suelo y me cuelo por un hueco.
-          ¡Kara!
  De rodillas miro hacia arriba, el bicho se mueve, y le veo las tripas… En la semioscuridad veo planchas de metal de colores, cables, tubos… Una caja negra. Aumento el fuego de mis puños, más, ¡más!; y empiezo a lanzar puñetazos.
  Pi-pi-pi-pi-pi.
-          Peligro. Peligro.
  El Overseer empieza a agitarse violentamente, Elsa lanza una exclamación...
  Crrrac,
  Las ramas se han roto.
  De pronto el bicho se mueve, y con el temor de ser aplastada por las patas metálicas como única preocupación, me agarro a un metal que sobresale del cuerpo del Overseer y dejo que me vaya arrastrando al moverse. ¿Qué ha pasado, por qué se han roto, y por qué no vuelven a detenerlo? ¿Le ha pasado algo a Elsa?  
  ¡Tengo que romper el procesador! Me agarro con la izquierda y golpeo con la derecha, mientras me arrastra y me encojo para que las patas no me pisen. Maldita sea, ¡es muy resistente! Aunque yo tampoco estoy golpeando muy bien ahora mismo.
  De pronto se para, y mientras las demás mantienen el equilibrio, una pata de cada lado se dobla hacia dentro. ¡Hacia mí! ¡Empiezan a golpearme! Me encojo, me cubro la cara con un brazo, sin atreverme a soltarme, no se vaya a volver a mover. Joder, ¡qué mala idea ha sido meterme aquí! ¡Tengo que salir! Pero ya no hay hueco para salir, y si me suelto, las patas me pasarán por encima y me aplastarían.
-          ¡¡Elsa!!- grito pidiendo ayuda, sin saber qué hacer.
  Un golpe contra mi cara. Otro en las costillas. Intento agarrar el procesador con una mano ardiente, pretendiendo derretirlo; pero no se funde tan bien como los robots de antes, y un golpe en mi estómago me hace soltarla para llevarme la mano al abdomen.
-          ¡Eh! Maldito bicho, ¡toma! ¡¡Y toma!!
  Oigo golpes, y la voz de Elsa más cerca. ¿Está golpeando con la barra de metal? Las patas que la criatura doblaba hacia dentro vuelven afuera, oigo a Elsa soltar un gritito.
  Es mi oportunidad, pienso golpeando de nuevo. Si mientras Elsa lo distrae rompo…
<¡Cuidado, está cargando un electroshock! ¡Alejaos de su cuerpo, deprisa!>
“Mierda”
  Notó el metal calentarse, cargándose de energía. 
  ¿Qué hago? ¿Puedo hacer algo? ¡Dios! ¡Si pudiera quitármelo de encima…!
  … no pierdo nada intentándolo.
-          ¡¡Elsa, apártate!!- grito.
  Cierro los ojos, pienso en aquel robot corriendo hacia mí, aguanto la respiración...


  ¡¡BLAM!!
  ¡Aire! Boqueo desesperadamente, sintiéndome ahogada. ¡Esta explosión ha sido mucho más grande que la anterior! Probablemente debido al miedo. Me ha dejado sin aliento y mareada.
  Me fuerzo a incorporarme. El Overseer… ¡está panza arriba a mi lado! Huele a cables quemados y han saltado trozos de metal en todas direcciones. ¡Lo conseguí! Pero empieza a mover las patas para intentar ponerse de pie otra vez.
  Reacciono levantándome a toda prisa y corriendo hacia él. Elsa, que parece haber conseguido alejarse, corre conmigo. Veo la caja, la maldita caja negra, abollada y medio derretida pero conectada. 
  El bicho pita y mueve las patas desesperadamente.
  Elsa mete su palanca entre el procesador y el resto del cuerpo del robot.
  Ambas cogemos el arma a manotazos desesperados, y por primera vez en bastante tiempo la palanca realiza a su antigua función.
  Los cables conectan el procesador al resto del robot se rompen con una lluvia de chispas. Las patas dejan de moverse y caen inertes al suelo. Por si acaso, lo arranco del todo y lo lanzo al otro lado de la habitación. Lejos. Como si temiera que lo recogiera y volviera a ponérselo. Retrocedemos.
  Nos quedamos mirando al robot jadeantes, en guardia. Temiendo que vuelva a levantarse. Dos segundos. No ocurre nada. Cinco segundos. Diez. No se mueve. Elsa gime de alivio y se deja caer de rodillas al suelo, jadeando.
  Apoyo las manos en las rodillas, agotada, respirando agitadamente. Me duele todo, y me tiembla todo el cuerpo. Pero estamos vivas, y el bicho desconectado. Miro a Elsa, que está sentada en el suelo enjugándose el sudor.
-          ¿Estás bien?- me pregunta preocupada.
-          Sí. ¿Tú?
-          También.
-          No se nos da mal- digo sonriendo y tendiéndole una mano para que se levante.
  Elsa sonríe y finalmente se echa a reír.
-          Nada mal- accede, chocando la mano que le tendía.
  Y se tumba en el suelo. Me río, y me siento también.
<Muy bien, chicas... Os habéis ganado un descanso>

2 comentarios:

  1. Ya te dije lo épico que me pareció ver descrito el primer ataque de inmolación que se consigue ^^ La pelea contra el Overseer ha estado muy bien, después de que fueran de sobradas ya con los robots de los pasillos aparece este y no le hacen casi nada. Menos mal que Kara está un poco loca y se tira de cabeza a por él xDD
    Tengo ganas de ver los siguientes capítulos, sobretodo porque llegamos a lo que no me conozco aun jajaja, así que a ver si ahora que estás más inspirada cae algún capitulillo más :D

    Así que mucho ánimo y sigue con ello que va muy bien la historia! ^^

    ResponderEliminar
  2. Genial, simplemente alucinante como casi todo lo que haces ^^ No hace falta decir que sigas así y que solo puedes mejorar. Muchos ánimos y sigue adelante con esta hermosa empresa.
    Firmado con amor: Selay

    ResponderEliminar